viernes, 20 de junio de 2014

“Celebración Rompe Cadena”





 Les presento mi tercer cuento, la verdad es que este es mas sencillo que los anteriores, me imagino que representa a muchas personas, tal vez para algunos no tenga importancia, pero para nuestra protagonista es algo relevante en su vida, espero les guste, tiene su propia ilustración, quedó hermosa, gracias.


Desde muy pequeña Andrea sintió mucha pena por los comentarios que oía con respecto a su madre, tan dolorosos y despectivos que le partían el alma, aún siendo niña, “lástima que no haya sido hombre”, “hija de madre soltera, seguirá los mismos pasos de su madre”.


Al momento de llegar a la universidad becada, junto con el esfuerzo del trabajo de su madre, Andrea se sentía muy feliz, pero los comentarios le volvieron a recordar lo doloroso que era escuchar esas cosas hirientes como “No durara ni un semestre en la universidad y quedará embarazada”, “No le veo futuro, será igual que su madre”, “Esto es una cadena”. 

Pero  enfrentaba los comentarios con la madurez suficiente para destruir a  los demonios del pasado, se decía a si misma cada mañana frente al espejo: “No permitiré que los comentarios me afecten, no permitiré que menosprecien a mi madre”.


La madre de ella había quedado embarazada a los 22 años, su abuela a los 20 años, y quizá a que edad las mujeres de las más antiguas generaciones de su familia.


Pasaron los años y llegó el tan esperado momento, el cumpleaños número 23 de Andrea, ella decidió celebrarlo a solas con su madre, sin amigos, sin familia, solo con la maravillosa mujer que decidió darle la vida y luchar por ella.


Llegó a casa luego de un arduo día de trabajo de tesis ya que estaba a punto de titularse de psicóloga. Traía consigo una  pesada mochila, la cual llevaba dentro sus gruesos libros más una botella de champagne, traía en sus manos  un bello ramo de flores para su madre, cuando su madre abrió la puerta de entrada y  la vio ,  su corazón se enterneció al verla, mas aún con un ramo de flores para ella, se abrazaron  y las lágrimas corrieron por el rostro de ambas. Se sentaron juntas en la alfombra de la sala, conversaron de la vida mientras intercambiaban regalos, y realizaron un brindis, “Por nosotras, por la cadena rota”.


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