martes, 21 de octubre de 2014

Príncipe cruel, escondiendo a la damita de belleza promedio

Esta historia como casi todas también es real, dedicado a aquellas bellezas comunes, pero híper especiales, siempre hay alguien que te adorará tal cual eres, espero os agrade.

Camila era una preciosa joven de uno sesenta y pómulos rellenitos de un hermoso color rosa, cuerpo voluptuoso, cabello rubio oscuro, y una inteligencia y personalidad cautivadora.   Si…ya lo imaginan, muy a lo Bridget Jones.

Conoció a un hombre un día cualquiera en un bar, un hombre con las típicas características de la hermosura a nivel asombroso de unos 35 años,  muy similar a Christian Bale en ese increíble comercial de perfume o como el maravillo Sr. Wayne.

Por otra parte  con su autoestima, jamás pensó que un tipo de esas características la miraría a ella, con tanta mujer bella esa noche en el bar. Mientras bebía tequila sunrise con su mejor amiga, también de una belleza  promedio pero de tez oscura, ambas lo miraban alucinadas, el se acercó a la mesa de ellas, Miró detenidamente a Camila y le habló.  <<No lo puedo creer, este príncipe escultural  me está hablando>>, “hola señorita, la he estado observando toda la noche, se ve usted  muy encantadora, mi nombre es Andrés, vengo a menudo a este bar y jamás la había visto, ¿puedo sentarme?”, “por favor no me trate de usted, mi nombre es Camila, no suelo ir muy seguido a bares, claro que puede tomar asiento”.

El escultural hombre se sentó en la mesa y platicaron por horas, mientras su amiga bailaba con un chico desconocido, Camila estaba extremadamente nerviosa, era la primera vez que se  daba esta situación, que un hombre de aquellas características se le acercara para coquetear y no para pedirle indicaciones de algún lugar o calle. Sus novios habían sido físicamente similares a ella, lo cual tampoco le había molestado, no era una persona superficial ni mucho menos.
Pasaron las horas y ese maravilloso hombre le ofreció llevarla a ella y a su amiga a casa en su auto, muy galantemente además pago la cuenta de sus tragos y los de su amiga, las guio a ambas hacia su automóvil, un deportivo negro,  obviamente del año, llevó rápidamente a la amiga de Camila a casa y luego paró en una esquina, la acarició en los hombros, la tomó de la cintura y la besó sin pedir permiso, era casi obvio que ella no pondría objeción, mientras la besaba en el cuello, le dijo “¿te gustaría quedarte conmigo en mi casa preciosa?”, Camila lo miró, ordenó sus pensamientos ya que no era del estilo chica atrevida que va a la par con los hombres en cuanto a relaciones casuales de un par de horas, no quería hacer notar tampoco  que tenía muchas ganar de irse con él, pero al mismo tiempo pensó, que importa, si sé que después de esta noche, jamás lo volveré a ver, así que le daré lo que desea. “sí, iré contigo”.

Llegaron al lugar, un edificio espléndido, subieron el ascensor al 20avo piso, entraron a un grande y lujoso apartamento, en tonos blanco, negro y gris, con muchos cuadros del quijote, le indicó que tomara asiento en su bar, mientras le servía un trago << por lo visto este hombre tiene mucho dinero>>, pensó ella, lo cual no le importaba, ya que ella no era millonaria ni nada de eso, pero tenia su departamento y su auto, lo que le costo conseguir pero de todos modos era suyo y había construido su propia carrera paso a paso, sin apuros ya que solo tenía 26 años, para sí misma había logrado bastante.

La tomó de las manos y la llevo a sentarse a un gran sofá de cuero negro en la sala, se sentó a su lado, con un whisky en las rocas, le indicó que se recostara sobre su regazo y comenzaron a conversar.

-          Dime preciosa, ¿a que te dedicas?
-          Bueno trabajo como decoradora de interiores en una inmobiliaria en el centro de la ciudad, ¿y tu?
-          Soy empresario pesquero, me dedico a la exportación de productos del mar y además tengo un par de viñedos.
-          Wow, eres muy exitoso
-          No  es para tanto, pero sí, me va muy bien, y por si quieres preguntar con respecto a mi vida personal, soy divorciado hace 3 años.
-          No pretendía preguntar eso la verdad.

Un silencio enorme rodeó la habitación, se miraron a los ojos, y comenzaron a  besarse muy ardientemente, desesperadamente, mientras rosaban sus cuerpos por sobre la ropa, Andrés la tomo en sus brazos la llevó hacia su alcoba, la sentó a la orilla de su  cama y comenzó a desnudarla, ella solo se dejó llevar como era de esperarse, fue una de las noches más increíbles de su vida.

A la mañana siguiente, era un día sábado, muy temprano, ella se vistió, tomó sus cosas, prácticamente corrió a la puerta, como si supiera que ella no merecía un hombre con tales características, como si fuese culpable de un terrible crimen. Mientras intentaba abrir, lo cual no iba a funcionar ya que estaba todo cerrado con un sistema de alarmas, por lo que con el ruido, despertó a Andrés, quién  al verla y solo vestido en esos bóxer al estilo Calvin, la tomó por la cintura con ambas manos  y la giró hacia él:

-          Adonde vas preciosa, ¿estás arrancando de mí?, ¿acaso te hice algo malo?
-          Claro que no, fue muy bueno, pero yo creí que…
-          Yo creí nada, no soy tan malvado como para dejarte ir así.
-          No dije eso, es solo que así creí que eran las cosas de una noche casual.

-          ¿ Una noche casual?, no pienses eso, no traigo a cualquier mujer a casa, ahora, quiero que te quedes, tomaremos un rico baño de espumas mientras te hago masaje, y luego prepararé el desayuno, prohibido irse hasta que yo diga – esboza una sonrisa seductora.-
-          No sé que decir la verdad
-          Bueno, solo tienes que aceptar, te seguiré tratando muy bien.

Asintió con la cabeza y pensó << ¿Esto es un sueño acaso?, ¿yo en una romántica mañana con el prototipo de Christian Bale?, me daré un pellizco para ver que no estoy soñando, ok eso dolió. >>
Tomaron un baño, mientras él masajeaba la espalda de Camila rodeándola con sus piernas, le contaba historias de sus viajes por el mundo y de como su perfecto matrimonio llego a un fin, mientras ella solo sentía que iba a explotar en cuerpo y alma, sus mejillas estaban más rosadas de lo habitual, la situación comenzó a cambiar el tono y ambos se rozaban dentro del jacuzzi, tuvieron sexo nuevamente, mientras se sentía la respiración entre cortada de él, le dijo al oído:

-          Necesito verte seguido, me has vuelto loco todas estas horas, debes darme tu número telefónico, email, o lo que sea.
-          <<Wow, esto es increíble, tranquila Cami, es un buen indicio>> Claro, te anotaré luego mi número y mi correo electrónico.
-          Perfecto, disfrutaremos muchísimo.

Pasó una semana, y el galán al estilo Hollywood le envió muchos mensajes de texto a Camila, le envió flores a su oficina, chocolates, etcétera, ella estaba con una increíble fascinación por la atención de este hombre, la iba a buscar al trabajo para llevarla a su casa, aún sintiendo que tal vez era algo temporal, lo disfrutaría a concho, incluso si luego del término tuviera que recoger los pedazos de su corazón roto.

Llegó ese fin de semana y de pronto pasaron casi 16 fines de semana en donde estuvo junto a ese increíble hombre, no deseaba nada más que estar con él, pero descubrió lo que la llevaría a tomar la terrible decisión de dejarlo, cada vez que quería salir a cenar o ir a bailar, al cine, o invitarlo a una reunión de amigos, él se negaba, solo quería tenerla ahí, escondida en su frío castillo, encerrada, << ¿acaso se sentirá avergonzado de mi aspecto?, algo no me cuadra>>, pensó Camila el último fin de semana que pasó con Andrés, tomaría la decisión de dejarlo para siempre, con el dolor que eso implicaría.

 Estando en la cama con él, se sentó tomó aire y lo obligó a contestar:

-          Andrés, yo necesito saber algo, ¿acaso te avergüenzo?, se que no soy una modelo, o como las mujeres a las que estás acostumbrado, pero tampoco soy un adefesio sabes, y tengo cosas mas relevantes que mi aspecto físico.
-          ¿Qué?, estas loca mujer, como se te ocurre decir semejante cosa.
-          Bueno, cada vez que intento salir contigo a un lugar público, o presentarte a mis amigos, tal vez a mi familia, te niegas, sé que no soy lo que esperabas, pero no puedo aguantar algo así, aún me queda algo de estima.
-          No, es solo que no me gusta compartirte con nadie y punto.
-          ¡Por favor!, solo dime la verdad, no soy una niña, tampoco voy a sufrir, al menos no toda la vida.
-          Está bien, si, no sabes la presión que es para mí el aspecto físico, todo el mundo esta pendiente de mí y la mujer con la que estoy, mi ex esposa era muy hermosa físicamente sabes.
-          Ok, ya me valió, me voy de aquí, olvídate de la gorda fea y patética que escondes en tu castillo frío.

Camila se vistió apresuradamente, tomó sus cosas, e intentó salir, pero como siempre estaba todo cerrado con el sistema de alarmas de él, estaba a punto de llorar, ya que tal vez se había enamorado de ese hombre de ensueño.

-          Por favor, no te vayas, no puedo vivir lejos de ti, tu aroma, tu risa, tus besos, tu cuerpo, todo me fascina, me haces sentir bien preciosa
-          No me importa, por favor abre la puerta o gritaré al salir que me intentaste violar, y lloraré muy fuerte que ahí si que jamás me olvidarás.
-          Pero Cami, por favor-tomándola de los hombros- no me dejes, las cosas están bien así, en esta guarida, solo para los dos,
-          No, abre la puerta, o ya sabes
-          Bien, abriré la puerta, espero no te arrepientas.
-          Me arrepiento de no haberlo notado, tu superficialidad es superior a lo que puedas sentir, hasta nunca príncipe cruel.

Camila abrió la puerta, miró por última vez a su príncipe e bóxer, corrió una lágrima por su mejilla izquierda, y salió del edificio.

Tomó un taxi hacia su departamento, en un barrio de clase media pero que adoraba, lloró todo el camino en el taxi, con el corazón roto como ella misma lo predijo, agradeciendo esos maravillosos cuatro meses con el príncipe cruel, pero con un orgullo creciente, sabía que pronto encontraría a un chico que la apreciara tal cual era, sin prejuicios, tampoco cambiaría su aspecto por alguien, porque si decidía hacerlo, sería por si misma, se debe amar primero lo propio y luego a los demás.

Jamás volvió a ver al príncipe, cambió su número de móvil y lo bloqueó en su cuenta de correo electrónico.



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